24/2/10

El secreto de tus ojos




Acabo de ver esta película y me han dejado impresionado varias cosas de ella. Me considero un analfabeto (también) en cine y un espectador desinformado en los cotilleos de los rodajes por lo que puedo opinar como pueblo llano.

El hecho de que una cámara en un helicóptero (supongo) se acerque a un estadio de fútbol y luego se mezcle entre los espectadores sin ningún corte me pareció alucinante. La persecución en ese mismo estadio de fútbol también aunque tal vez resulte algo inverosímil encontrar a una persona entre 50.000 espectadores.

Pero a mi, que me distrae cualquier cosa y me cuesta seguir el hilo de la mayoría de las películas, incluidas las de dibujos animados, el hecho de no darme cuenta de que estaba viendo una pantalla sólo me ha sucedido muy pocas veces. Esta ha sido una de ellas. Tampoco soy de lágrima fácil ni de emociones frecuentes. En esta ocasión también me ha sucedido.

Me ha parecido un peliculón en muchos sentidos. Aunque entender a los argentinos cuando hablan deprisa y entre ellos está fuera del alcance de la mayoría de los españoles (la broma sobre el tema en la entrega de los premios Goya la encontré totalmente justificada, y sé de lo que hablo) el porcentaje de lo que entendí fue suficiente para darme cuenta de que es cine con mayúsculas.

Algunas escenas me resultaron divertidas, emocionantes, impactantes, recordables, próximas, bellas,....y algunas frases (ej: cuando el protagonista dice “me encontré cenando solo y no me gusté”) son pura filosofía práctica.

(luego sigo que empieza Buenafuente)(sigo tras leer el amable comentario de un anónimo JR desde Argentina y borro lo expuesto más arriba. Nunca he ido a un partido de fútbol y soy incapaz de opinar sobre el asunto, de momento)

La cantidad de información de todo tipo que se transmiten los personajes con sus gestos y miradas suplen y hacen dudar de la utilidad del lenguaje. Tras ver algunas escenas creo que la frese “vale más una imagen que mil palabras” o su contraria, que me ha parecido más exacta en muchas ocasiones (vale más una palabra que mil imágenes) podría ser sustituida por “valen más algunos gestos que horas de diálogo”. He recordado el viejo dicho de que “quién no entiende una mirada nunca entenderá una larga explicación”.

Hay en los argentinos (y conozco a muchos (si es lícito decir que se conoce a las personas), en concreto a una en partícular durante 23 años) una admirable capacidad de crear complicidades, acercamientos, relaciones de proximidad, solidaridades tácitas o simples amistades que no he visto con tanta intensidad en ninguna otra parte salvo, tal vez, en algunas zonas de la Andalucía occidental o en Marruecos, y eso que me considero una persona algo viajada. Sé que todas las generalizaciones son falsas (y esto es una generalización) pero la película transmite una forma de relacionarse entre los personajes secundarios que podría extenderse a gran parte del cono sur y que resulta envidiable y verosímil. Recuerdo algunos bares de la periferia de Buenos Aires mientras esperaba a Marta y, el ambiente que se respiraba en ellos, perfectamente reflejados en la película, no los he visto en otros lugares.

Aunque no se trata de hacer psico-sociología y menos antropología, creo que entre las muchas lecturas que tiene esta película (que no es de acción aunque la tiene, ni de intriga, que también, ni de amor, sentimientos, crítica al terror bajo la dictadura, reflejo del funcionamiento de la justicia allí, que de todo hay) está la que más me ha impresionado: las formas de relacionarse los seres humanos y de sentir afectos, emociones y nostalgias muy diferentes de las que he visto en otros lugares. En las oficinas de Francia, Suiza o Alemania, por poner ejemplos que conozco, las personas se dan la mano cada mañana como desconocidos y es de muy mal gusto expresar sentimientos personales. Nadie queda a tomar café fuera del trabajo. En España está pasando lo mismo (lo sé) y dicen que en las redacciones de los periódicos nadie habla ya ni hay complicidades. En los alargados edificios de las grandes ciudades los vecinos apenas se conocen. Es lo contrario de la calidez en el trato humano que persiste en ciertos lugares y que muestra la película. Todavía no ha llegado la deshumanización y el anonimato que provoca la competencia del sálvese el que pueda.

Intento encontrarle algunos “peros” a esta obra inmensa y me resulta muy difícil. Es sabido que nada empequeñece tanto como la exageración y procuro no hacerlo pero en este caso no me es fácil contener el entusiasmo. Que no fuera seleccionada para el Festival de San Sebastián dice mucho y malo sobre el gusto de los expertos en ese certamen. Desde aquí voto por que le den el Oscar a la mejor película extranjera si todavía queda allí alguien no contaminado por Avatares y Rambos.

No sé si se nota que me ha gustado mucho.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr javi, me agradaron sus percepciones de "ingenio lego" respecto a la película. No estoy muy seguro de que los "especialistas" disfruten demasiado de ellas.
Quería comentar que, en Argentina, no es demasiado difícil encontrar a alguien en un estadio. A los protagonistas les lleva un mes ubicar al sospechoso ("ya vimos cuatro partidos" -dice Expósito).

Si el tipo era hincha de Racing, Expósito y Sandoval, sólo debían ubicarse detrás del arco de Racing (cuando el equipo jugaba de local), o detrás del arco del equipo local cuando Racing jugaba de visitante.

Así ocurre en la película: "El Ropero" Díaz, estrella un remate en el travesaño del arco de Huracán, y allí atrás están los protagonistas recorriendo las gradas (Sandoval lleva la foto en la mano)amparados en el hecho que el tipo no los conoce.

Un saludo desde Argentina, y espero la 2da parte de su comentario.

JR. Argentina

Anónimo dijo...

Querido ¿Javier?, lamento no estar de acuerdo totalmente con las bondades que dices de esta película. Está bien en general pero tiene varios defectos. Hay demasiado odio, venganza, recuerdos obsesivos y Del protagonista no sabemos apenas nada. Faltan personajes importantes. Nada es perfecto y creo que sólo has destacado lo bueno. La última media hora sobra y supone un cambio respecto al resto. Parece obra de otro director.
No todos los argentinos somos iguales y también tenemos torturadores, embaucadores y corruptos. ¿No lees la prensa? Los argentinos descendemos “de los barcos” y no se puede generalizar.
Me ha gustado el tono de tu crítica y espero seguir leyéndote ya que no me pareces ningún analfabeto y veo mucho fondo en lo que escribes “así como de paso”. Apunto lo de que “nada empequeñece tanto como la exageración”.
Saludos.
Una argentina realista, desde Barcelona, por desgracia.

Javi dijo...

Estimada anónima realista.
Gracias por tus elogios a mi comentario. De todo se puede decir que faltan cosas y, puestos a criticar, se me ocurren otras carencias además de las que apuntas. El director es libre de seleccionar lo que quiera y, para ser completo como dices, tal vez hubiera necesitado hacer un tratado de cinco horas.
Los protagonistas se enamoran sin atreverse a decírselo pero si se liaran desde el principio se terminaría la parte romántica de la trama. Son jefa y subordinado. Puede ser un recurso técnico del director para mantener otra línea más de interés y emoción.
Sobre torturadores y corruptos creo que ningún país puede dar lecciones en eso. Incluso la muy civilizada Inglaterra tiene su Ulster y de los americanos mejor no hablar. Incluso aquí tenemos nuestro pasado no tan lejano.
Sí me siento un analfabeto cinematográfico y debo confesar que no me gusta mucho el cine o, mejor dicho, hay cosas que me gustan más. Voy al cine sólo cuando una película me la recomiendan mucho y prefiero las históricas o basadas en hechos reales.
Tuyo afectísimo aún sin conocerte.
Javier

Ilya Guerrero dijo...

Es la película más bella que he visto en mi vida, al igual que usted me considero una analfabeta del cine, pero eso no nos quita el derecho de expresar desde la individualidad de nuestras percepciones. La película que logra diferentes matices como los que menciona, emoción, risa, suspenso, tristeza, amor... es aquella que logra su propósito y que por ende es brillante. Aquella que como a usted y a mi, nos ha hecho olvidar que estamos frente a una pantalla y nos mantiene inmersos en la historia. Esta historia llena de sublimes momentos.

Saludos desde aquí, México.