26/9/13

Vanity publishing

                       (Uno de los almacenes de Amazón)

La noticia que leí hace unos días decía:" En Estados Unidos, el número de libros autoeditados -tanto en papel como en digital- está creciendo vertiginosamente, un 287% desde el 2006, y ya suponen 235.000 títulos, un 43 % del total". Puede que estemos en la edad de oro de la autoedición.

Parece que el 6% de los franceses (2,5 millones de personas) tiene en su casa un manuscrito que desea publicar. En España hay 8.613 autores-editores. Pero autoeditar un libro cuesta dinero, entre 4000 y 5000 euros, y es muy difícil que sea rentable. ¿Por qué lo hacen?  La razón está en el "vanity publishig", el placer de tener un libro publicado. Esta vanidad es compartida por la mayoría de los pintores, músicos, fotógrafos, etc... y otros que no se ganan la vida con esas actividades.

El fenómeno está creando toda una nueva industria en el que el cliente es el autor, y parece que se están forrando los impresores.  Los americanos escriben (y compran) sobre todo cosas de amor, de marranadas intimas y de fantasía. El ejemplo más conocido es el de las "50 sombras de Grey", que empezó autoeditandose y hoy es uno de los libros más vendidos de la historia, aunque hay bastantes más.

Este año me uno a esta corriente general y estoy escribiendo un libro. Será una mezcla de novela amorosa (las relaciones libidinosas, es decir, moleculares, entre dos átomos de oxigeno) con algo de misterio (¿conseguirá el espermatozoide entrar en el óvulo?), una pizca de geopolítica (las luchas de poder entre ciertas  proteínas en el interior de una célula) y algunos consejos de nutrición. En este momento estoy describiendo ( y dibujando) la apasionante aventura de un impulso eléctrico en la membrana de una neurona. Será un best seller, seguro.

Y si no lo es me la refanfinfla. Escribir es un placer inmenso y estoy aprendiendo un huevo. Resulta que una molécula de agua tarda un segundo en recorrer 5 kilómetros, que un virus es a una bacteria lo que un perro a un estadio de fútbol, que, a esta escala, una célula sería como una ciudad grande, que una mano extendida tendría el diámetro de La Tierra mientras que una molécula de agua sería como una pelota de golf.  Yo mismo me emocioné al calcularlo y casi se me saltan las lágrimas.

Al impaciente lector que quiera tener esta monumental obra en sus manos o en su pantalla tengo que decirle que vengo a salir a una ilustración por semana y a un párrafo por día con lo que tendrá que esperar (más o menos) hasta el 2030 para que la termine.

Frase corta: "Es fácil tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Lo difícil es criar al hijo, que no se queme el árbol y que alguien lea el libro". (Alguien lo puso en Facebook  y me gustó)