
La noticia que abre el telediario de hoy es el estado del torero José Tomás tras su cogida en México. Parece que se salva. Dicen que siempre arriesga demasiado y que se veía venir. Suya es la frase: "Prefiero una cornada a dar un paso atrás"
Pero esa es la esencia del espectáculo, lo mismo que en las carreras de coches o en los deportes de riesgo. Se trata de ver hasta donde es capaz de acercarse al límite en su juego con la muerte y en esto consiste la emoción.
Algo parecido sucedía en las luchas entre gladiadores o en los circos romanos donde salían leones.
No es lo mismo que en el ajedrez o en el poker; aquí se juegan la vida y José Tomás ha estado a punto de perderla. Algo tan valioso y único, lo más grandioso que conocemos, un regalo inexplicable casi lo pierde para demostrar (¿a quién?) lo valiente que es.
Pero no demuestra valentía luchando por una causa justa o para defenderse. Puede que lo haga por la fama o por dinero. Pero ya tiene mucho de las dos cosas. Entonces....¿por qué lo hace? ¿Qué mueve a un torero a jugarse la vida cada tarde y a los espectadores a ver si la pierde en una lucha desigual frente a un animal asustado, dolorido y bañado de sangre?
Me resulta totalmente incomprensible. Y mucho más que personas como Picasso, Ortega, Lorca, Serrát.... y muchos otros lo consideren un arte. Debo ser de otra galaxia.