Después de casi 2800 años ya se ha resuelto el problema filosófico de si hay cosas objetivamente bellas o si para gustos están los colores. Desde Platón, esos seres extraños a si mismos que se llaman filósofos han debatido sobre el asunto sin resultado, o con resultados distintos. Lo que han dicho se estudia en la asignatura de Estética.
Para unos (Stendhal) la belleza es " une promesse de bonheur" (una promesa de bienestar). Para la Real Academia de la Lengua es "armonía y perfección que inspira admiración y deleite". Para otros es lo que agrada a la vista, o al oído, lo que posee simetría, lo que resplandece por verdadero, etc.....
La respuesta, en parte, se ha encontrado donde se resuelven muchas de las cuestiones filosóficas: en la neurobiología. Tras un estudio con miles de personas de muchos lugares distintos y utilizando encefalogramas, resulta que hay una belleza objetiva y universal, que tiene base genética, y que proviene de nuestros antepasados primates. A todos los humanos nos resulta bello un paisaje verde y con árboles (pero no demasiados) parecido al de la sabana de la actual Etiopía. Ya se conocen los circuitos cerebrales donde reside el placer estético de esta visión (los circuitos de recompensa del encéfalo) y hasta las moléculas implicadas, que resultan ser comunes a las que se activan por el amor, la nicotina, la cocaína, el sexo, la música y otras muchas cosas más.
También se conocen los beneficios para la salud de vivir un entorno "bello" y, en concreto, para los sistemas inmunitario y endocrino. El resultado es que se previenen muchas enfermedades, se gasta menos en antigripales y se vive más y mejor.
Todo esto viene a que, como urbanita, necesitaría unas plantas en la terraza para estimular mis circuitos de recompensa del cerebro, pero que no tenga que regarlas, porque esto, un día, bien, pero muchos es un coñazo y la asistenta tiene vértigo y dice que ella no sale.
La solución la he encontrado, como muchas veces, en IKEA, en concreto en la sección de "esculturas realistas inductoras de la secreción de dopamina y oxitocina" que algunos indocumentados llaman "el pasillo ese de las plantas artificiales". Tienen tantas ventajas que necesitaría otra entrada de estas para describirlas.
Estas esculturas-plantas son ahora tan reales que cuentan el caso de un jardinero nuevo en una urbanización que se pasó bastante tiempo regando unas hasta que un vecino le avisó de que eran de plástico.
Frase corta: "Verde que te quiero verde, verde viento, verde rama el barco sobre la mar el caballo en la motaña verde, que yo te quiero verde si si yo te quiero verde ay ay yo te quiero verde.". (anónimo)